jueves, 23 de agosto de 2012


el país


¿Cómo proteger un tesoro artístico?

La adecuada conservación de códices y libros antiguos requiere de cuidados especiales que, no por sencillos, son menos fundamentales para la perdurabilidad de la obra. La naturaleza del soporte -—papiro, pergamino, papel y su época de fabricación— puede requerir cuidados específicos. No es lo mismo un pergamino medieval que un papel ácido de la primera mitad del siglo XX. El pergamino es bastante más robusto que el papel ácido y su esperanza de vida radica en evitar cualquier mínimo contacto con la luz y el oxígeno. De ahí que las piezas impresas en papel ácido estén condenadas a vivir en cajas de cartón especial. En general, los códices manuscritos, beatos, libros de horas y demás obras que comparten el pergamino como soporte, así como los incunables que, por fortuna, fueron impresos en papel de alta calidad, tienen tres enemigos: la estabilidad de la temperatura ideal (en torno a 18 grados) y de la humedad ambiente (alrededor de 30%) y la exposición a la luz, que debe ser matizada y poco prolongada. El hábitat de estas obras debe estar siempre limpio y, por supuesto, libre de insectos. La manipulación debe ser en extremo cuidadosa manteniéndolos abiertos con la ayuda de un cordón con plomos, familiarmente conocidos como serpientes, para evitar que la encuadernación pueda verse forzada. Y deben consultarse con las manos protegidas por guantes de algodón blanco para evitar que la grasa de los dedos sea absorbida por el pergamino y lo ensucie o manche. Ni que decir tiene que deben digitalizarse con el fin de asegurar la preservación y amplia difusión de la obra. De no respetarse estos protocolos, las piezas bibliográficas sufrirán daños que pueden llegar a ser irreparables. La concienciación y profesionalización de los custodios del patrimonio es todavía una asignatura pendiente en muchos casos. España debería dotarse de un plan nacional de preservación y conservación de nuestro acervo bibliográfico.
Milagros del Corral, exdirectora de la Biblioteca Nacional, actualmente es asesora de organismos internacionales.


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